Como sabemos, el mero hecho de que en una película esté el nombre de Alfred Hitchcock aumenta las expectativas del público y en muchos casos éstas se cumplen. en el caso de The Rope (La Soga) podríamos decir que se mantiene la esencia del director en cuanto al suspense, pero con varios cambios en su estilo debido a que se trata de la plasmación de una obra teatral. Como hemos mencionado en otros puntos, la principal limitación con la que se encontró era el querer rodar en una sola secuencia, en un mismo espacio. Esto podría ocasionar que el producto resultase monótono, pero hay que tener en cuenta que es una adaptación y que el elemento del suspense consigue atrapar al espectador. En contraposición, la famosa escena de la ducha de Psycho (Psicosis) consigue el mismo efecto a través de muchos planos cortos de la música, elemento con el que Hitchcock no cuenta en La Soga.
Podríamos decir que sigue manteniendo su estilo a través de elementos actorales, escenográficos y la planificación de secuencias. Todo dentro de la definición de Hitchcock de el suspense, algo que el espectador conoce pero el personaje desconoce.
La elección de mostrar el asesinato al principio de la película fue muy acertada, porque a pesar de que el espectador sabe con seguridad que si ocurrió (lo que quita un poco de suspense), lo que realmente provoca en el público es angustia cuando el arcón casi se abre y el crimen está a punto de ser descubierto.
La actuación de John Dall (Brandon) y Farley Granger (Phillip) es imprescindible ya que son los que “venden” la película, por así decirlo. Ambos personajes están bien definidos desde un principio, sin embargo Phillip a veces pierde mucha fuerza respecto a Brandon y Cadell que se llevan toda la atención. Los dos asesinos se contraponen mucho, ya que Phillip se desmorona poco a poco ante Cadell. Al contrario que Brandon, quién mantiene la calma y sigue con su retorcido plan de autocomplacerse (esto se puede ver por ejemplo, cuando ata los libros que le da al padre de David con la soga que lo mató).
Hitchcock juega con las emociones de estos personajes haciendo que “jueguen al gato y al ratón” a través de su gran intelecto. Hay que decir que el profesor Cadell es el responsable moral del asesinato, ya que él transmitió esa filosofía a sus alumnos, y se sabe desde un principio que es el único que los puede descubrir el crimen. Lo que resulta extraño es que el profesor, a la hora de ver a lo que llevo la práctica de sus ideas, renuncie totalmente a ellas dejándose llevar por la moral. Todas las actuaciones son admirables, teniendo el cuenta la cantidad de texto debían memorizar debido a la larga duración de los planos.
Los temas tratados están muy bien escogidos y concuerdan con la línea hitchcockiana. Pero la filosofía de Nietzsche, la idea de las superhombre sobre todo, es un tema del que podría haber sacado mucho partido, pero apenas se toca en la película. Sirve simplemente como recurso para justificar el asesinato, cuando se podría haber indagado mucho más en lo perversa que es la mente humana.
Sin duda el experimento de Alfred Hitchcock tuvo muy buenos resultados, a pesar del grado de complejidad que suponía tanto en la escena como la representación. En nuestra opinión ha conseguido todos los objetivos que el director se propuso para realizar la película, manteniendo al espectador enganchado mediante su estilo particular del suspense. Las actuaciones están totalmente a la altura y hay un gran cuidado de los detalles. Se llega a crear un clima en el que el espectador se siente parte de esa particular reunión y haciéndole cómplice del crimen en cierta medida.



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